Acebo. La flor del amor
Acebo, Holly (Ilex aquifolium)
Acebo representa el principio del AMOR divino universal que mantiene a
este mundo y es infinitamente más grande que la razón humana. Por esta razón,
en el abanico de las treinta y ocho flores de Bach, el Acebo ocupa un lugar muy importante donde esta intensa fuerza del amor no puede ser aceptada, se
trueca en lo contrario: la negación, la separación y el odio. Esta es la causa
más profunda de los demás sucesos negativos de la vida. Cada uno de los que
vivimos en esta Tierra, tarde o temprano, consciente o inconscientemente, tiene
que entenderse en su vida con este tema central de la humanidad.
Cuando se vive en la
corriente del amor el corazón esta abierto y todos los hombres son nuestros
hermanos, pero si el amor nos abandona, nuestro corazón se endurece y nos
sentimos dolorosamente aislados, incomunicados, separados de todo. Sin embargo,
como el anhelo de este amor está programado dentro de cada una de nuestras
células, en estado Acebo negativo luchamos interiormente por nuestra existencia.
Cuando se viene al mundo, todo ser quisiera dar amor y entregar amor. Si esto
le es negado, experimenta una inconcebible decepción y comienza a deslindarse y
a defenderse de aquello en lo que imagina no tener participación.
Debido a que el amor es
una fuerza tan poderosa, su lado oscuro se manifiesta también en poderosos e
intensos sentimientos: celos, venganza, odio, envidia, rivalidad, gozo con el
mal ajeno. Estos sentimientos, de los que ningún individuo de esta Tierra puede
estar totalmente exento, se manifiestan notoriamente o bien transcurren más en
el plano inconsciente. Entonces pueden convertirse en el fundamento emocional
sobre el cual se originan enfermedades.
Por esta razón, es tan importante que se conozcan y
reconozcan por parte de cada individuo estos sentimientos humanos en extremo
negativos, pues son el espejo de las necesidades más íntimas. Indican lo que no
se tiene pero agradaría tener y de este modo brindan la posibilidad de
esforzarse convenientemente por lograrlo.
La envidia, por ejemplo, es un sentimiento
que no sólo está muy difundido en la vida económica, sino también en los
llamados círculos espirituales. Se mira de soslayo para ver en qué medida ha
avanzado el otro, si ya se encuentra en un “peldaño más elevado”.
Los celos enfermizos, que buscan con afán lo que causa
sufrimiento, son el ejemplo clásico y traído del ansia de amor en condiciones
negativas. Un hombre interiormente aislado y apartado del amor, pero que de
pronto ha encontrado a otro ser hacia el cual puede dirigir su ansia de amor,
se ve constantemente en peligro de volver a perder este amor, que por no
conocerlo él mismo, tampoco lo puede irradiar. En lugar de eso esparce su
inseguridad y sus miedos y, por ello, encuentra sufrimiento.
No sólo los celosos deben reconocer que ningún amor que vea su
meta únicamente en otro ser humano, puede hallar a la larga su realización, si
al mismo tiempo y en primera línea no busca su meta en la unidad divina.
En lo que se refiere al fenómeno de los
celos, debiéramos distinguir entre la forma patológica y la forma normal, por
así decir la última siempre existirá transitoriamente en una relación amorosa,
pues donde son activados los supremos sentimientos del amor, se activa al mismo
tiempo el polo opuesto para dar el impulso a un nuevo paso evolutivo.
Deberíamos proceder con perspicacia cuando alguien dice que es
tan tolerante que no conoce los celos. La probabilidad de que se trate de un
hombre clarividente y sabio es muy exigua. Más bien cabría sospechar que este
individuo es tan apático interiormente que ya no tiene posibilidad de sufrir y
de amar.
Visto de este modo,
siempre es motivo de alegría cuando parece Acebo en el diagnóstico, pues indica
que el hombre, posee en este punto central un potencial capaz de evolucionar
aun, que está ávido de amor y también podrá dar amor.
Las
personas que están en camino espiritual necesitan Acebo con más frecuencia de
lo quisiéramos creer. En la fase
terminal de las enfermedades incurables Acebo puede brindar buena ayuda.
Algunas
experiencias cotidianas realizadas con Acebo: cuando nace el segundo hijo, el
primogénito suele, a menudo, generar celos en forma de mal humor, caprichos,
etc. En estos casos Acebo es muy efectivo. También en el caso de los perros
que pronto se encuentran con un bebé en
la familia.
Comentarios
Publicar un comentario